domingo, 31 de marzo de 2013

Capítulo siete: Fairytopia.

Mi madre cerró mi portátil para cogerme, tras ello, por la oreja y arrastrarme hasta mi habitación. Una mirada preocupada se cruzó con la mía, era la mujer que me dio la vida... Sabía que algo iba mal, y no era por las pintadas de mi pared, que al parecer, estaban escritas con sangre, dónde se podía leer claramente: "Gilipollas, vas a morir".
La ropa se amontonaba sobre una maleta de viaje. Un viaje sin destino. 
-No estás a salvo, cariño -me dijo madre-. Tengo la impresión de que algo malo va a pasar aquí, en Málaga, y quiero protegerte. 
-Mamá, ¿qué te has fumado?
-María, pero no es importante. El caso es que voy a dar mi vida por la tuya, la cual parí con mucho dolor. 
No repliqué, ya que cuando mamá recita al gran poeta Lorca, el mundo se detiene a sus pies. 
Y tras aquellas palabras tan sabias, me embarqué, por decisión de mi madre en un viaje muy largo que cambiaría mi vida. Tanto como el invento de los "xd". Pero eso no es ahora más que un lejano recuerdo.

En la actualidad...

Este vuelo ha sido una gran mierda. Eso me pasa por buscar vuelos baratos con Ryanair. Lo peor de todo ha sido la pista de aterrizaje, ¡un campo tirao' en medio la na'! Ofú. Encima el piloto me dijo que yo no tenía un pelo bonito. Y mira que se lo volví a preguntar un montón de veces más, pero su respuesta nunca me resultó satisfactoria. A lo mejor en esta parte tan lejana del mundo se llevan los feos. 
Un cartel se hallaba frente a mi, indicándome (o al menos intentándolo) la dirección que tenía que tomar. Hablando de tomar, ¿créeis que si voy a Panem comeré muchos panes? Es que suena a pan.  Bueno, ahora a lo mío, tantas letras juntas con tantas direcciones me recordaban a One Direction. ¿Qué habrá sido de ellos? ¿Estarán muertos? El viaje ha durado tanto tiempo que no sé si la gente de mi tierra sigue viva...
Volví a fijarme en los tan dispares lugares a los que podía dirigirme. Decidido pues, a tomar Fairytopia, y tomando ya la dirección que señalaba, mis ojos se posan en algo que me evoca recuerdos. Distrito doce. Recuerdo la postal en la casa de Marcos que le había enviado la madre, y sin ninguna duda esa era la dirección que en el papel figuraba como lugar de residencia. No me lo puedo creer, tan sólo tengo que seguir esta dirección para reencontrarme con esas tetazas.
Camino durante horas, hasta que consigo atisbar los primeros indicios de civilización, unas pequeñas casas blancas y los enanitos de blancanieves cantando. Aunque no tengo reloj, intuyo que es la hora de comer, y como no quiero irrumpir sus almuerzos, decido tomar un camino más largo rodeando el pueblo. Me introduzco en unos verdes bosques que me hacen recordar a mi película favorita, Crepúsculo. Y pienso que ojalá esté allí el sexy de Charlie. Pero hace tiempo que admití que nunca voy a poder conocerle. Estoy yo pensando en esas cosas cuando de repente siento un agudo dolor en la pantorrilla. ¿QUIÉN MIERDA UTILIZA FLECHAS EN ESTOS TIEMPOS? Y MÁS GRAVE AÚN, ¿PARA LANZÁRSELAS A UN BELLEZÓN?
Dos ágiles sombras se me acercan y me miran extraño, como si revolcarme por el suelo y sollozar en esos momentos fuera extraño. Veo que son humanos y lo confirmo cuando dicen en mi lengua:
-Ya tenemos la comida de hoy, Gale.
-¿SOIS CANÍBALES? Que asco. -Pregunto yo.
Porque no hay cosa más asquerosa desde mi punto de vista que el canibalismo. Bien podrían haberme disparado la flecha para capturarme y luego prostituirme, seguro que así les saldría más rentable. Tengo experiencia en ello.
Los dos humanos se miran y encojen los hombros.
-Ah, ¿qué eres humano? Con ese pelo te habíamos confundido con un conejo enorme.
¿Con un conejo? ¿UN CONEJO? ¿YO? Si yo fuera un animal, claramente sería un perezoso seductor. Recuerdo al piloto de esta mañana, y confirmo mi teoría de que aquí la gente tiene el gusto muy malo... Aunque la chica estaba buena. Tal vez me la cortejaba.

jueves, 28 de febrero de 2013

Capítulo seis: Tu historia con Carlos Dómenech.

Para que la historia sea comprensible, debéis saber que (tn) es equivalente a Tu Nombre; (ta), Tu Amiga; (tm), tu madre; y (tas), Tu Abuela Secsi. Muchas gracias.

           -------------------------------------------------------------
Te despertaste con los rayos de sol que entraban a través de las rejillas de tu ventana. El contraste de la luz con tus cortinas de un color ocre rosado hacían parecer que tus sábanas te bañaban en un mar de dulces olas rosas. Así que optaste por levantarte y vestirte así: http://www.polyvore.com/cgi/set?id=73882204&.locale=es . Te miraste al espejo y sonreíste. Sí, sin duda hoy iba a ser un gran día.
Bajaste las escaleras de forma altiva y regia, para más tarde sentarte en la cómoda silla de la cocina. Te comiste unas tortitas recién hechas bañadas en chocolate, y no te importó las grandes calorías que aportaban, porque tenías un cuerpo diez y estabas tóh güena. Ah, sí. Y todo eso de la personalidad bonita. Tu hermanastro, salió de su cuarto, y no dudó en sonreírte. Dios, era taaaaaaaaaaan guapo. Sus ojos de color azul mar te miraron de arriba a abajo, y luego de abajo a arriba... De izquierda a derecha y de derecha al techo.
(tn): ¡Hola, Carlos! *Dijiste con entusiasmo, ese jersey de Digimon le quedaba taaaaaan bien*
Carlos: Hola, (tn). ¿Hoy no se ha quedado (ta) a dormir?
Oh, si, casi se me olvida. Está locamente enamorado del culo de (ta), dice que le recuerda al de dicha jovenzuela traficacapuchonesdebolis. Nunca lo he entendido, porque cada vez que habla, sus hermosos ojos eclipsan su dulce voz de tenor.
(tn): No, está ocupada persiguiendo a su gato, Marcos.
Carlos: Recuerdo cuando le puso ese nombre, fue porque Marcos le profanó el culito a su gato con una esponja del baño. *Se ríe suavemente y la papada le retumba*
(tn): Hoy tienes el pelo muy bonito... Ups. *Susurré tras haber hecho aquella confesión tan poco profesional*
Él rió y se lo peinó con los dedos de los pies, tras susurrar un gracias amablemente. Su hermosa figura varonil se desplazó con agilidad hacia nuestra cocina.
Un gran ruido indicó que Marcos y (ta) estaban en la puerta, peleando como siempre.
(ta): Que guapo eres...
Marcos: ¡Tú eres más guapa!
(ta): ¡NO, TÚ! *Y se lanzó a su cuello, para ahorcarlo mientras le besaba el interior de la nariz*
Reí suavemente al abrir la puerta y (ta) se quedó mirando mi ropa.
(ta): Siempre he envidiado como te vistes, que estilazo.
Sabías que ella envidiaba tu gran conocimiento sobre la moda, porque lo que a ti tanto te sobraba, a ella le escaseaba de una manera alarmante. Sólo de pensar que había combinado el blanco con el negro, ugh, se te revuelven las tripas.
Carlos: Venga, tenemos que ir al instituto. Hoy siéntate al lado mía, (tn).
OH DIOS, TE HA DICHO QUE TE SIENTES AL LADO SUYA. EL SUEÑO DE TU VIDA.
Estabas flipando en colores, tanto que ni si quiera te diste cuenta que estábais ya en el coche de Carlos, el cual en España no es legal conducir porque es menor de edad... Pero eso es otra historia. (Además, tú quieres que esta historia sea en New York porque queda chachi, pero como Carlos en realidad es mio, os jodéis todas). Y de tanto en tanto, Friday comenzó a sonar en la radio de aquel coche hermoso, que es este: http://farm4.staticflickr.com/3309/3488532678_a5eb51122f.jpg . Todos cantábais aquel single tan conocido entre los adolescentes entre 5 y 58 años. (ta) bailaba como una stripper en la parte de atrás del coche mientras Marcos lamía a Marcos (el segundo Marcos es el gato). Llegásteis al instituto derrochando 'suag' como decían Carlos y Marcos. Carlos aspiraba a cantante, como Justin Bieber. Un tal Escuter Braun llamó a Carlos diciendo que le encantaba como utilizaba su hermosa voz y que le llevaría lejos.
Coraline, la ex de Carlos, te miró como si fuera superior a ti al bajar del coche... Dios como la odiabas, a ella y a su acosadora, Marina.
Carlos en la escuela era como el chico imposible, y que nunca saldría con una chica como tú... Pero como sois hermanastros y nadie lo sabe en la escuela, tienes más posibilidades que las demás. Él era el mujeriego y tú la nerd. (ESTO ES TOTALMENTE ORIGINAL, ¿VALE? VALE)
Las clases pasaron rápidas en compañía de Carlos, te hacía taaaaaaaanto reír. Luego terminó el instituto, y tú estabas agotada... ¡Tantos deberes por hacer!
En casa, descubristeis la nota de (tm) y el padre de Carlos diciendo que se habían ido de viaje... Lógicamente, les hacía falta, nesesitaban secso. Y eso, obligaste a Carlos a haceros la cena a los cuatro, ya que Marcos y (ta) siempre se acoplaban.
El día siguiente, sábado, acordasteis hacer una fiesta, aprovechando que vuestros padres se habían ido. Sabías que era la ocasión perfecta para que Carlos y os besárais por primera vez. Estabas nerviosa, tenías que prepararlo todo al pie de la letra. Te fuiste a dormir temprano, y soñaste con tu triste pasado, aún un tanto reciente, cuando os robaron a ti y a tu familia todo el dinero y mataron a tu padre. Suerte que (tm) se casó con el papá rico de Carlos. Suerte en todos los sentidos, porque ¡Carlos estaba súper bueno! Y en eso fue lo último en lo que pensaste antes de que tus párpados, cansados, se cerraron. Y dormiste, cual cachorrito de vaca gorda en el campo.
Llegó el tiempo de arreglarse para la fiesta, tú y (ta) estabais en tu habitación.
(ta): Creo que es mi noche... *Susurró creyendo que yo no la escuchaba*
(tn): Hey, ¡estás re loca! (En toda novela hace falta un toque latino) Para ti Marcos, para mi Carlos. Ese fue el trato, cual te pasaste por el forro en la última fiesta, ¡te tiraste a Carlos!
(ta): ¡IBA BORRACHAAAAAA! *Rió cogiendo la almohada y golpeándote suavemente con ella*
(tn): ¡ESA NO ES EXCUSA, (TA)! *Y reísteis juntas mientras dabais pie a una pelea a muerte de almohadas*
                              ---------VARIAS HORAS DESPUÉS--------
3 am.

Llevabas la misma ropa que el día anterior, eras tan maravillosa que daba igual si repetías modelito para colegio que para fiestas. Miraste hacia el frente, con el cuerpo sudoroso de bailar y tus ojos color avellana se encontraron con la mirada azulada de Carlos. Te sonrió y te hizo un guiño con su perfecto ojo izquierdo y derecho, porque no sabía guiñar. Aún así, supiste que era el momento. Se giró, haciendo que Marina su acosadora cayera del techo para sacarle unas cuantas fotos. Pero tú pasaste de ello porque sabías que al fin vuestro amor iba a ser consumado. Entró en una habitación y cerró la puerta tras él. Sabías que tenías que entrar, así que arreglaste tu hortera camiseta, porque ya no sabías que había sido de tu glamurosa falda y tras esperar unos veinte segundos, entraste en la habitación. Entonces viste a Carlos vestido de unicornio morado y poseyendo salvajemente a (tm) y a (tas).


FIN.

                           -------------------------------------------------------

Nota del autor, Ana Dómenechator: En el próximo capítulo, se contará la historia de tu amiga o (ta) con Marcos.

Capítulo cinco: Gran lentej(a)uela.

A las personas les llega el momento en el que deciden que hacer con su vida, hacia dónde orientarla, que empezar a hacer. Un momento, en el que se te pasa por delante todo lo que has vivido, y deseas saber todo lo que te queda por vivir. Mezclas de tristeza, felicidad, risas, sueños olvidados y sueños cumplidos, pasan por tu cabeza convirtiéndola en un cuadro multicolor, de el que intentas sacar algún significado. Piensas en lo que te gusta, en lo que quieres hacer, en lo que haces... A todos nos llega el momento...
Suerte que a mi todavía no. 
Así que como otro día cualquiera, lo único que pasaba por mi mente, era que pasarían en los siguientes capítulos de mis series favoritas. Marcos, a mi lado, seguro que estaba planear como dominar el mundo. Que yo sé que Marcos, tras esa cara de niño bueno (y feo), esconde un alma destructiva y enferma que lo único que desea es hacerse con el control total del universo. Pero yo analizaremos psicológicamente a Marcos en otro momento. Porque lo que tengo que contaros hoy es importante.
Salí de mi casa a eso a las ocho de la mañana, rumbo al instituto. Imaginaba que hoy no sería el día en el que estuviera derruido para que los extraterrestres nos retaran a un partido de fútbol, pero una parte de mi, pequeña, pensaba que nada era imposible. Mi chasco no fue demasiado grande al ver que no pasaba. Unas simples maldiciones y gritos lanzados al cielo únicamente. Tras encontrarme con Marcos, subí a mi clase, aquella aula infernal dónde los profesores intentan meterme algo en la cabeza. Ellos dicen que soy imbécil, y que por eso no me entra nada, pero yo sé que es porque soy demasiado inteligente, y mi cabeza rebosa de inteligencia hasta los límites, de manera que sólo me arriesgo a aprender lo que creo que puede serme de utilidad.
Tras horas y horas que parecían no tener un fin concreto, sonó la campana... Indicando aquellos treinta minutos de tortuoso proceso donde te exponías a los rayos gamma solares y brillar como una gran lentejuela... En el caso de Edward Cullen, soy gran fan de la saga, por cierto. No, en realidad me expongo a que miles de pares de ojos femeninos, felinos me miren (como si fuera carne recién echa del Horno de Paquito).
- ¡Carli! -una voz femenina llamaba la atención sobre las demás.
- Eh... ¿Mamá? ¿No estabas en el patíbulo?
Una mirada envenenada atravesó la cuenca de mis hermosos ojos, era de mi madre.
- ¿No acordamos no hablar de lo que hago en mi tiempo libre? Eres un niño malcriado. -susurró agarrándome del brazo, sin echar en cuenta la mirada confusa de Marcos.
La conserje, cuya belleza es incalculable para sus ochenta años de edad, sacó un folio con instrucciones claras de como sacar a un menor de un centro de reclusos. Mi madre sonrió amablemente, pero por dentro envidiaba esos pechos tan firmes de la conserje María Dolores. Una firma amorfa y en poco tiempo salía por las puertas de aquella cárcel con comida a altos precios.
Ya en casa, decidí meterme en el blog de mi escritora favorita: Ana Dómenechator. (Sí, tengo fans). Pero para seguir continuando mi historia, creo que primero deberíais saber vuestra historia. Sí, vuestra historia conmigo, Carlos Dómenech.

domingo, 15 de julio de 2012

Capítulo cuatro: La prostitución fue dura, bastante.

Aquella maravillosa estructura parecía haber sido construida por un arquitecto celestial. Se alzaba, imponente, a tan solo unos metros de nosotros. Era grande, majestuosa; era... mágica, no hay otra palabra para describirlo. Parecía la octava maravilla del mundo. Sí, esta era la tienda de cómics. Cuando entramos por la puerta de aquel maravilloso edificio, escuchamos de música de fondo la banda sonora de Star trek. Sonreí y me separé de Marcos para buscar cualquier cómic interesante. Mis dedos se deslizaban mágicamente sobre aquellos estantes repletos de cómics, disfrutando de su inigualable textura, cuando súbitamente toqué algo desagradable. Mis ojos se giraron de forma rápida, para mirar que era aquello que había disgustado a mi tacto.
-Pe-pe-pero... ¿ÉSTO QUE ES? -miré a todos los lados, sin saber dónde meterme. Y, cómo en todos los momentos de pánico, sólo se me ocurrió una solución-. ¡¡MARCOOOOOS, CORRE, VEEEEN!!
Este no tardó en venir, tan rápido como sus amorfas piernas le permitían.
-¿Qué pasa? -preguntó asustado.
Yo le miré directamente a los ojos, intentando que me comprendiese, como hago con las nenas. Pero como Marcos es Marcos, y el pobre es un tonto no me entendió.
-Tío, mira ésto -le dije, señalando aquel objeto.
Marcos casi se cae al suelo de la emoción.
-¿ESO ES UN PEDRUSCO DE KRYPTONITA?
-SÍ, ES EL PEDRUSCO DE KRYPTONITA FALSO MÁS REAL QUE HE VISTO.
-DIOS, ¿CUÁNTO CUESTA?
-¿Pero qué coño? -la emoción me bajó de golpe, como si me hubiera dado cuenta de repente de mucha información y no pudiera asimilarla-. ¡Cuesta 100 euros!
Marcos se tambaleó, dándose cuenta que ni siquiera entre los dos, y por culpa de nuestra aficción de las chuches, podríamos alcanzar semejante cifra.
-Joder... Eso... Eso son 8000 en rupias.
Nos miramos, nerviosos, sin saber que decir. Queríamos esa maravillosa pieza desde hacía muchísimo tiempo. Por primera vez, Marcos me comprendió con la mirada, y supo lo que teníamos que hacer. Y por culpa de eso, nuestras vidas cambiaron. La prostitución fue dura, bastante. Pero tras prostituirnos en una página web llamada: http://www.somossexysandweknowit.com , ganamos 200 euros. Cuando los obtuvimos, retiramos la nata de nuestros labios y corrimos a la tienda de cómics. Todo fue maravilloso, esa magnifica pieza estaba ahora expuesta en mi casa, junto a mis trofeos de natación, dibujo, baloncesto, fútbol, skate, bicicleta, snowboard... Era sin duda el mejor de todos. Los cien euros restantes se los mandamos a la madre de Marcos por correo, ya que ella los necesitaba para comprar más capuchones de bolígrafos. Había pasado ya un mes desde la absquisición de aquella pieza que conseguimos con mucho esfuerzo y trabajo. Nos hallábamos, un mes después, despatarrados por el sofá de mi casa. La televisión anunciaba los nuevos capítulos de inazuma eleven. El aire acondicionado a 26º, y nosotros enfrentándonos en una lucha en pokemon diamante. Sí, es un juego antiguo, pero nos gusta. Marcos ha ganado ya unas cuatro veces y yo solo dos, y porque Marcos se había dejado la nintendo DS en el sofá para mear.
Fue entonces cuando me pregunté por primera vez algo. Una pregunta pequeña, pero a la vez grande: ¿Debería abortar? Luego me di cuenta que no estaba embarazado y me calmé.

domingo, 24 de junio de 2012

Capítulo 3: Bomba en el sector 175

"Horas y horas desperdiciadas en el tiempo". Eso era lo que Marcos suele decir cuando una chica me pide salir. Él dice que no soy un buen partido para las nenas del mundo, más yo opino que todo lo contrario. Las chicas se pierden en mi mirada, se enamoran de mis sonrisas, se deleitan con mis cumplidos, esperan que mis caricias nunca cesen, y que a mis besos no se les vaya nunca el sabor a caramelo. Ah, sí; también desean abrir una ventana cuando mis gases interiores salen en busca de aventuras al mundo exterior.
-Tío, ¡espabila! -me aconsejó mientras palmeaba mi espalda- ¿Nos pasamos por la tienda de cómics?
-La respuesta es obvia y afirmativa. ¿Podría decirme acaso un motivo por el cual me hallase yo en condiciones de declinar la propuesta?
Él suspiró pesadamente y dirigió su mirada a mis ojos.
-Otra vez hablando de una manera poco común, destruye mis preciados artefactos de audición hablando de tal forma.
Empezamos a reírnos, aunque tuvimos que parar de una manera súbita... Porque allí estaba de nuevo. Supe que era ella por su carencia de curvas. Casi me era irreconocible con ese pasamontañas negro que cubría su espeluznante rostro.
-Carlos, tu acosadora nos persigue de nuevo.
Tras asentir levemente, comenzamos a acelerar el paso. Me sentía como en las películas, incluso escuchaba por detrás música de acción... Ah, no, era mi móvil cuyo tono de llamada no era otro que el tema principal de misión imposible. Cogí mi yofón con un aire elegante mientras me preguntaba interiormente quien sería.
-Caaaaaaaaaarlos al habla -dije susurrando, pues pese a mi mala memoria aún recordaba que seguíamos en la misión de "ESCAPIN TU DE LOCA JU FOLOU AS".
-Sabemos que usted ha puesto una bomba en el sector 175 -sonó a través del auricular.
-¡Madre de Suicune! Tengo que colgar.
Colgué. Mi mente y corazón se pararon. ¿Cómo podrían haberlo descubierto? Comencé a llorar, patalear y hacer la croqueta por el suelo. Luego respiré profundamente, para más tarde volver a llorar, patalear y hacer la croqueta (esta vez en dirección contraria). Pero luego, Marcos dijo algo que me tranquilizó bastante.
-Carlos... Tú no has hecho eso. Además, seguro que era una broma telefónica.
Sí. Definitivamente esta era vez era una de las pocas en las que Marcos tenía razón. Creo que debería subirle el sueldo. Además, la tienda de cómics comenzaba a atisbarse ligeramente al final de la calle, y no quería perder más tiempo.

martes, 8 de mayo de 2012

Capítulo 2: Dragon Ball + Líquido corrector (tippex)= Alucinaciones

Deambulaba por las calles de manera rápida, mecánica. Parecía poseído, como si únicamente me tratase de un peón del destino que conocía centímetro a centímetro la endiablada ciudad en la que me hallaba, esa siniestra Málaga. Caminaba sin rumbo... Eh, no, es verdad, me dirigía a casa de Marcos.
Pues eso, llegué a la humilde morada de Marcos. Humilde, pero bonita, no os confundáis, queridos amigos internautas. Mi amigo Marcos reside en un bajo, junto a una casa okupa. Mientras entraba al portal, tropecé con la chica que vi antes a través de la ventana de mi habitación. Iba a decirme algo, puesto que abrió la boca, cerca de la mía. Pero, por su boca, en vez de salir palabras, salió una lengua, la cual intentó introducir en mi boca. Creo que se llamo beso. No recuerdo si terminamos dándonos aquel beso porque toda mi atención fue desviada a una belleza suprema, extraordinaria, magistral y superior a la de la chica con mucha ventaja... Tan superior que me lancé a por ella. ¡SÍ, UN CROMO DE LA NUEVA VERSIÓN DE CHARIZARD Y CON EL MOVIMIENTO ENVITE ÍGNEO! ¡Y solo para mí!
Ahí estaba yo, revolviéndome por el suelo, cuando Marcos me encontró:
- ¿Se puede saber que mierdas haces en el suelo de mi rellano?
Miré a Marcos con superioridad y me levanté del suelo ágilmente.
- Rescatando a esta belleza de las garras del sucio y asqueroso suelo. -Aclaré, mostrándole mi cromo de charizard- Ese no era tu lugar, ¿verdad? Mi pequeña, seguro que has sufrido ahí. -Le hablé al cromo.
Mi querido amigo me lo arrebató de las manos con rapidez y destreza. Estuvo cinco minutos admirando la su suprema belleza, hasta que yo, cansado, le pedí que me lo devolviese. Vale, para ser francos, he modificado un poco la verdad, se lo quité sin pedírselo si quiera. 
Total, que con mis diarreas mentales, fui hasta la cocina de Marcos, el cual me invitó a unas ricas tostadas con mantequilla y mermelada. Y ahí, justo en ese momento, recapacité... ¿Qué haríamos ahora? Era aún muy temprano para salir, aún hacía frío.
- ¿Salimos a dar una vuelta? -Me preguntó tras tragar zumo.
- Vale, ¿Qué te parece ir a ver esta tarde Star Wars en 3D? La ponen en el cine.
- Y de paso ligamos.
Me acerqué a él y le palmeé el hombro.
- Claro que sí, campeón.
Y me reí, que es lo único que se puede hacer en estas situaciones. Pobre Marcos, tan cerca de todo y sin saber nada. ¿De verdad esperaba poder ligar? Él, con la cara que tiene... Hostia, casi se me olvida, es que Marcos tiene un sex-appeal que no os imagináis. A ver, es feo de cojones, pero le gusta a las chicas. Pero él cree que es guapo, y si alguien tiene que decirle la verdad, ese no seré yo, si no su espejo. Lo que me recuerda a la película que Marcos y yo intentamos grabar una vez. La película era sobre ladrones de espejos... Lo siento, me he enrollado, diarreas mentales. La historia de nuestra película es caso aparte y deberá ser contada en otra ocasión.
Salimos de la casa. Y esta acción me llevó a preguntarme cuantas veces más entraríamos y saldríamos de una casa sin permanecer más de diez minutos en ella. La verdad es que no me acuerdo bien de lo que pasó, ya que me había comido una de mis figuras de Dragon Ball recuvierta de típex (líquido corrector para los cultos). No me preguntéis como llegué a comerme eso. Y eso, que el efecto corrosivo me estaba produciendo alucinaciones.
De lo que sí me acuerdo, fue de lo que ocurrió a continuación. Ese "suceso" me cambió,  y de no ser por él, no me habría convertido en el hombre que soy hoy. Te agradecería que no se lo tuvieras en cuenta, porque él lo hizo con buena intención.

sábado, 5 de mayo de 2012

Capítulo uno: La nariz del Dr. Doofenshmirtz.

Busqué mi teléfono móvil, que por cierto, es un Iphone, o como yo le llamo, mi "yofón".
Ahora, a todos los creadores de móviles, les ha dado por poner a los móviles nombres de frutas: que si blackberry, que si la marca apple, que si  los banana phones... Los únicos originales son los de yofón.
Bueno, a lo que iba, tenía que contactar con mi querido amigo Marcos para ir a su humilde morada. No me daba miedo que pese a la temprana hora estuviese dormido, porque siempre se levanta muy temprano para ayudar a su buena mamá. Pero ya no lo hace... Su madre se marcho a otro lugar.
Es que su madre trafica con capuchones de bolígrafos, y aquí el mercado era muy malo. Tuvo que cruzar, también, porque Marcos se avergonzaba de ella, decía que los pobres capuchones no debían sufrir tanto. Eso me dio pena, porque yo estaba enamorado de ella. Es que ella era perfecta: tan simpática, agradable, divertida, graciosa, bondadosa, inocente, pedófila, amargada... Pero sobre todo, lo que más me gustaba... ESAS TETAZAS, QUE BUENA ESTABA, JODER. No sé como el tonto de Marcos pudo salir así de horripilante.
Claro está, que Marcos es todo lo contrario a mí. Yo soy alto, él es como un pitufo. Yo estoy fuerte, él es tan fuerte como el papel de fumar con el que las chonis de mi instituto se lían los porros. Yo tengo unos preciosos y llamativos ojos azul mar que engatusan a las jovencitas (y no tan jovencitas, como la madre de Marcos) y Marcos tiene los ojos negros como mi ano (que también es muy bonito, debo añadir). Mi nariz es la perfección nasal y la suya es como la de Dr. Doofenshmirtz. Mis labios son como dibujados por el mismísimo Leonardo Da Vinci y son deseables, y los suyos son tan abstractos como los de Picasso. Y por no hablar de mi hermosa melenaza, con flequillo hacia el lado izquierdo de mi rostro (derecho para los que tienen el gusto de verme de frente)  y de color negro azabache... Y bueno, de él no hay mucho que contar, está calvo.
Se escucharon tres veces esos malditos pitidos que todos los malditos teléfonos emiten, aunque prefiero eso a la horrible voz de Marcos.
-  ¡Carlos! -exclamó alargando la "o" -, ¿Cuando vas a pasarte por mi humilde morada?
-  Cuando tu madre vuelva y corra en bragas por ella gritando: "Carlitos, cómeme entera."
-  Tío, que es mi madre.
Y de nuevo a mi mente regresaron su maravillosa sonrisa juguetona. Pero me deshice de ese pensamiento, ya que Marcos estaba al teléfono y no quería empezar a emitir gemidos.
- Estoy allí en cinco minutitos, prepárate, que como te coja... No te suelto.
- Me iré desvistiendo... ¡Fiera!
- No iba por tí, no te emociones, iba por la tía buena que acaba  de pasar frente a mi casa.
Y me fijé en aquella chica, que como he dicho estaba buena... Me sonaba de algo, aunque no sabía de qué... Esos ojos misteriosos, ese cuchillo en la mano y esos escasos cinco metros de distancia a los que se encontraba de mi. De repente sacó un walkie-talkie de la mano libre del cuchillo y se lo llevó a sus carnosos labios. Creo que dijo: "Ana, le tengo".
- ¿Vas a venir ya o no?
-Que sí, pesado, y de paso me cuentas el último episodio de bakugan... Se me ha ido la luz y no he podido verlo.
Y antes de que se riera de mí, colgué. Porque, como expliqué en el capítulo anterior, cuando se te va la luz mientras que ves bakugan, uno lo pasa muy mal... Tan mal, que puedes hasta morderte las uñas postizas que tu madre te ha puesto con cariño y amor. ¡Hostias, me las tengo que quitar!